Del running a las carreras por montaña. Diferencias y 15 consejos fundamentales para dar el paso
¿Eres corredor de asfalto?¿Has soñado con dar el salto a las carreras por montaña? Aquí te explicamos a qué te enfrentas y cómo hacerlo.
No vivimos una época de esplendor para los clavos y los fisureros. Los anclajes expansivos y los friends han relegado a un segundo plano a clavijas y empotradores que en otro tiempo eran absolutamente insustituibles. Sin embargo siguen teniendo un importante campo de acción y te invitamos a que conozcas todo sobre ellos en este artículo.
El hecho de que los friends sean más fáciles de emplazar y de extraer y de que muchas vías clásicas ya hayan quedado equipadas con clavos, ha provocado el inexorable abandono de dos piezas antaño indispensables en la equipación de escalada: los fisureros y los clavos.
Siguen siendo, no obstante, esenciales en aperturas y en vías desequipadas no muy repetidas por la seguridad que ofrecen cuando encontramos grietas tan estrechas que ningún friend cabe ahí. También los clavos se utilizan en fisuras horizontales donde no siempre los friends trabajan bien y en aperturas rápidas o exploración en barrancos y espeleología.
Los debates éticos sobre la utilización de los clavos son un asunto tan antiguo como la escalada en sí. Desde las posiciones más intransigentes representadas por Paul Preuss en las que se rechaza el uso de clavos incluso para rapelar: “El pitón es un recurso de emergencia y no la base de un método de trabajo”, hasta las más pragmáticas de Georges Livanos: “Mejor un pitón de más que un hombre de menos… sobre todo si ese hombre se llama Georges Livanos”, la utilización de los clavos ha sido objeto de polémica durante cientos de años.
Hoy en día, con un auge imparable de la escalada deportiva y del polémico y frecuente uso del taladro mecánico para sobreequipamientos de clásicas vías de escalada tradicional, observamos con cierta ternura los acalorados debates que durante el siglo XIX y buena parte del XX se produjeron sobre poner un clavo de más o de menos.
Y es que los clavos fueron el único modo de aseguramiento hasta la invención de los fisureros, junto con el clásico lazado de bloques o puentes de roca. El frecuente clavado y desclavado de las fisuras modifica la pared, erosionando las grietas y ensanchando significativamente los repetidos emplazamientos (“clavaderos” en el argot escalador) llevó al cuestionamiento de los clavos como un aseguramiento catalogable dentro de lo que hoy llamamos escalada limpia.
Hoy en día está cada vez más aceptado que no hay que despitonar los clavos. Los motivos son éticos, por el motivo que acabamos de mencionar, pero además son prácticos. La variedad y calidad de fisureros y friends ha relegado la utilización de los clavos únicamente a fisuras estrechas donde no entran seguros flotantes o para rápeles y abandonos. También tiene que ver que en la era de la escalada ultraligera haya que portar dos mazas -para quien lidera la cordada que pitona y quienes van detrás que despitonan – no es una opción demasiado bien valorada.
Si bien hasta hace unos pocos años la morfología de los diferentes clavos entre forma, material y longitud era de lo más variada, lo cierto es que los grandes clavos han dejado de tener la importancia de antaño debido a las ventajas indiscutibles que aportan los friends para determinadas anchuras de fisuras.
Así pues, los clavos siguen siendo insustituibles en aquellos lugares donde fisureros y friends simplemente no entran. Estrechas fisuras o minúsculas grietas son el campo de batalla para estos viejos anclajes que, a pesar de las modernos empotradores
Los pitones están fabricados de acuerdo a la norma EN-569:2007 UIAA-122:2018 que establece una serie de valores que, además de lo referente a dimensiones, establecen la resistencia mínima que han de cumplir. Si en carga óptima en cizalladura aguanta 25 kN, en carga inversa en cizalladura 10 kN y en carga lateral 15 kN, podrán llevar la marca S (seguro).
En el caso de que las resistencias mínimas solo alcancen la mitad de las mencionadas, el pitón no podrá llevar la marca S u opcionalmente llevará la marca P (progresion).
Hay que explicar que, así como en otras normativas las exigencias son claramente superiores a lo que podemos encontrar la realidad escalando, en el caso de los pitones el resultado final de resistencia dependerá de factores difícilmente evaluables a simple vista como la compacidad de la roca o la humedad interior de la misma. También influyen el estado de corrosión de los pitones que nos encontramos ya puestos en la pared de los que solo podemos intuir su edad y estado, así como las veces que dicho clavo ha sido pitonado y despitonado.
Entramos en un mundo muy variado, aunque cada vez menos. Se utiliza habitualmente la terminología anglosajona, aunque en España los términos habituales hasta la aparición de los fisureros comprendía términos como pitonisa, pitoche, melilla, féretro o sable, además de los habituales y genéricos clavija, pitón y clavo.
No existe en la normativa un material específico en el que se deba fabricar un pitón para escalada, pero al igual que todas las cuerdas dinámicas se fabrican en nailon a pesar de que la normativa no lo especifique, casi todos los pitones homologados para escalada se fabrican en acero de diferentes durezas, siendo el acero dulce (blando y deformable) el preferido para fisuras irregulares y el acero duro para fisuras rectas. La extremada tenacidad del acero duro o cromomolibdeno deteriora las rocas blandas, por lo que éticamente tienden a utilizarse menos en calizas, conglomerados y areniscas o se dejan ahí una vez emplazados.
La normativa se rige por el ensayo de dureza Rockwell, unos métodos que miden la resistencia de un material a ser penetrado. En los pitones de escalada se elige el método C (un cono de punta de diamante con una carga de 150 kg) y se representa mediante las siglas HRC (Hardness Rockwell C).
Los pitones deberán tener un valor HRC superior a 38 (deberán tener color oscuro en ese caso) o inferior a 22 (deberán tener color claro), no aceptándose pitones con un valor HRC entre 22 y 38. Los colores oscuro y claro nos permiten identificar claramente si son de estructura indeformable y por tanto son aptos para rocas muy duras o son de estructura deformable y por tanto son los más recomendados para rocas blandas y fisuras irregulares.
Hemos hablado de la importancia de los clavos y los diferentes tipos de ellos. Además de saber qué tipo de clavo poner en cada ocasión, hay que tener en cuenta cómo se hace y qué aspectos valorar para tener la seguridad de que el pitón ha quedado bien instalado.
El mejor indicativo de que un clavo está entrando bien es el sonido producido cuando "canta" en cada martillazo. Cada golpeo debería devolver un sonido más agudo que el anterior, marcando que la sección metálica que vibra en el exterior es cada vez más corta.
Respeta la dirección de trabajo del clavo. A veces puede darnos la sensación de que la parte más gruesa de la cabeza del clavo es la que debería soportar el peso de la caída, pero es justamente al revés, de modo que conserva las especificaciones de uso y no trates de modificar el pitonaje por tu interpretación subjetiva.
El pitón tiene que entrar hasta la cabeza; es difícil conocer de primeras la profundidad de una grieta, pero un pitón que sobresale mucho no es buen indicador de nada. En caso de querer utilizar como seguro ese pitón que no ha entrado del todo deberemos utilizar una cinta o cordino que estrangule la parte del pitón más cercana a la roca y poner el mosquetón de la cinta exprés ahí, porque de otra manera estaríamos haciendo un peligroso brazo de palanca en caso de caída.
Los primeros objetos utilizados ex profeso como anclaje de escalada mediante la técnica de empotrarlos en una fisura fueron los bloques de roca que en 1926 Morley Wood utilizó para escalar las paredes del Clogwyn du’r Ardu (Gales). Antes de esa fecha, en 1904, es conocido el caso de la primera escalada al pico Urriellu o Naranjo de Bulnes en el que Gregorio Pérez, el Cainejo, tuvo la brillante idea de encajar piedras para poder pasar la cuerda y afrontar con seguridad el descenso de la cara norte que acababan de abrir.
También se conocen también casos de escaladas en las que se empotraban nudos de viejas cuerdas en las blandas paredes de Elbsandstein (arenisca del Elba) y las pequeñas falcas o directamente grandes cuñas o tacos de madera han sido un recurso bastante utilizado hasta el segundo tercio del siglo XX por sí solos o para facilitar el uso de los clavos. Sobre Bescós, Rabadá y “Cintero” y la seguridad de estos clavos falcados dejados por ellos en 1953 tras la primera escalada al Puro comentó Jordi Panyella: “algo inconscientes como veteranos escaladores, ya que en el Puro se han jugado con sus tacos de madera una gran torta a cara o cruz”.
Los primeros empotradores metálicos eran tuercas sustraídas por los escaladores del ferrocarril de montaña Snowdon. Antes de que se continuaran robando de la vía, se comenzaron a comercializar los primeros fisureros, los acorn nuts (bellotas) que se comercializaron bajo el nombre Moac (acrónimo de la empresa Mountain Activities).
A partir de ahí, se popularizaron las primeras escaladas limpias (sin ruido, sin huellas en la roca) y diversas marcas comenzaron a realizar sus diseños de diferentes modelos de empotradores que han permanecido más o menos invariables hasta hoy.
Así como hemos hablado de normativas, formas y materiales en los clavos, vamos a hacerlo con los fisureros, aunque en este caso la variedad es menor.
La normativa de los fisureros (EN-12270 UIAA-124) es de las más sencillas que existen. El fisurero ha de aguantar una tracción mínima de 2 kN en cualquiera de las posiciones que se pueda emplazar. En todo caso, el fabricante está obligado a marcar la resistencia mínima garantizada para cada modelo.
Obviamente este requerimiento de resistencia es claramente insuficiente en casi todas las caídas, pero dada la variedad de formas, tamaños y materiales de fisureros, sería imposible establecer una normativa clara y eficaz que indicara la resistencia mínima adaptada a sus características. De este modo, la normativa solo establece la resistencia mínima (2 kN) y obliga a marcar en cada fisurero la resistencia que el fabricante garantiza. Así pues, será importante conocer tamaño, forma y resistencia de cada fisurero que nos llevemos a escalar.
Al igual que hemos dicho con los clavos, conviene saber en qué estado está la roca en la que hemos emplazado el fisurero, sobre todo por la posible existencia de algún bloque suelto o la presencia de barro o musgo que haga que la pieza no encaje bien. Estos hechos afectan a la resistencia final del fisurero, que no siempre alcanza la resistencia nominativa alcanzada en las pruebas de laboratorio.
Al igual que con los clavos, la terminología inglesa se ha impuesto a la hora de hablar de formas de fisureros. Los más comunes son:
Lo habitual es que los fisureros sean de diversas aleaciones de aluminio por la combinación de resistencia y ligereza que ofrecen. No obstante podemos encontrar otros materiales como el latón (cobre y zinc) o el bronce (cobre y estaño) para microfisureros o incluso el acero en fisureros destinados a rocas muy duras como el granito.
Los cables acostumbran a ser de acero galvanizado o de acero inoxidable en algunos modelos. Ciertos fisureros como los hexentrics suelen venir sin cable y se emplazan con cordino de kevlar o cinta estrecha, normalmente de Dyneema. Aunque la opción de cordino o cinta tiene la ventaja de que los movimientos de la cuerda no afectan al fisurero, lo cierto es que el cable facilita mucho el emplazamiento y también la retirada del mismo.
Tanto para limpiar la fisura de tierra, barro o musgo antes de poner el fisurero, como para ayudarte a extraer la pieza que tu compañero ha colocado tan bien, un sacafisureros será imprescindible en tu equipación. Con esta sencilla pieza metálica y rígida podrás empujar la cabeza del fisurero o de cualquier empotrador para recuperarlo con algo más de facilidad. Algunos sacafisureros incorporan diseños que permiten utilizarlos como llave de apriete en caso de encontrarnos algún parabolt o spit con la chapa algo floja.
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