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Ferrán Latorre, Nanga Parbat. El campo base soñado

24 de Junio de 2016  |  Deja tu comentario
El catalán ya se encuentra en el campo base del Nanga Parbat, un lugar en el que nunca había estado.

Ferrán Latorre
Campo base de Ferrán Latorre en el Nanga Parbat

Ferrán Latorre ya se encuentra instalado en el campo base del Nanga Parbat, con la intención de alcanzar la cumbre de su 13º ochomil.

Le acompañan el francés Helias Millerioux, el andorrano Oriol Ribas, y sus viejos compañeros Yannick Graziani y Thomas Seidensticker, con quienes el pasado año consiguió una escalada al Gasherbrum I de aire antiguo, en una montaña sin abrir.

Para ello van a emplear la ruta que Reinhold Messner, Hubert Messner, Haspeter Eisendle y Wolfgang Tomaseth emplearon en 2000; aunque en la parte final se incorporaron a la ruta Kinshofer. Este año, Ferrán Latorre, si las condiciones lo permiten, intentará junto a sus compañeros finalizar la vía. Es la ruta que el pasado invierno intentaron, en un primer momento, Simone Moro y Tamara Lunger.

Para agilizar la ascensión por el largo recorrido de la misma, la expedición hará el tramo del glaciar con esquís. Debido a las características de la vía, aclimatarán primero y posteriormente intentarán realizar un ataque único a cumbre, por lo que será de estilo ligero.

Campo base del Nanga Parbat. El paraíso encontrado

El campo base del Nanga Parbat es, con toda probabilidad, el más mágico (y cómodo) de entre todos los de los ochomiles. “El Campo base del Nanga Parbat es el paraíso que siempre me habían explicado. Y sin duda se trata del emplazamiento más agradable y humano de todos los campos en los que he sido hasta ahora, y lo digo ahora con la certeza de que ya por fin conozco los catorce campos bases de las montañas más altas del mundo.

De hecho, una de las cosas más excitantes de esta expedición es que nunca había estado en esta montaña y que casi todo es nuevo. Además, el acceso al CB es de los más rápidos que hay, y viniendo del Makalu, que tiene una de las aproximaciones más largas, se agradece de manera especial”
, afirma Ferrán Latorre.

Tras transitar la Karakorum Highway, en apenas dos días, se llega al campo base. “Sólo dos días, pero eso sí, intensos. La dureza viene dada por la intensa e infernal calor que se sufre sobre todo durante el primer día. Temperaturas de cuarenta grados a pleno solo ponen a prueba la resistencia térmica humana durante veinte y tres kilómetros de marcha.”

“Pero el destino final vale la pena. Cómo si llegaras al mismísimo paraíso, el Campo Base se establece en un prado precioso, de un verde como en el País Vasco, regado de preciosos requiebros: un oasis en medio del desierto, plantado al pie de los imponentes cuatro-mil metros que nos separan de la cumbre del Nanga Parbat. La blancura impecable de los heleros, el cielo de un azul metálico y el verde suizo, tienen la intensidad y la saturación de los dibujos de un niño. El contraste es enorme: el calor y la humanidad a los prados del Campo base con de una de las murallas más imponentes del planeta como telón de fondo.

Por muchas montañas que hayas visto, la vertiente del Diamir del Nanga Parbat, echa atrás. Pero visto desde este precioso campo base, podríamos decir que la cosa se ve de otro modo.”


www.ferranlatorre.com

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