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Escalada en Madagascar: granito, baobabs y magia

Pedro Cifuentes, Manu Prat y José Allende visitan la isla del Índico.

Difícil de encontrar al escalador en medio de la inmensidad colorista del granito. Foto: José Allende
Difícil de encontrar al escalador en medio de la inmensidad colorista del granito. Foto: José Allende

El conquense Pedro Cifuentes volvió hace un par de semanas de Patagonia, de su intento de 1ª repetición de la travesía del Fitz Roy, y en solitario, que fue frustrada de nuevo por el proverbial mal tiempo patagónico.

Según aterrizaba debió incorporarse a su trabajo como bombero en Madrid, y desde entonces apenas hemos podido hablar con él en un par de ocasiones, en cuanto realiza su trabajo de guardia en guardia por la difícil situación provocada por el covid-19.

Teníamos pendiente terminar con él este reportaje que, junto a José Allende y Manu Prat, escribió sobre el viaje que juntos realizaron a Madagascar el pasado otoño.

Debido a la situación, y a que la información concreta sobre escaladas, aunque deslabazada, puede encontrarse por internet, pero no es tan sencillo encontrar imágenes de la calidad de las realizadas por Manu Prat y José Allende, junto con Pedro hemos decidido publicarlo ya.

Porque él y nosotros esperamos que en estos tiempos extraños ayude un poquito, aunque sea por un rato, como una ventana que haga disfrutar y soñar y, por qué no, iniciar un ilusionante proyecto futuro.

Noche en Madagascar. Foto: José Allende
Noche en Madagascar. Foto: José Allende

Soavadia

Texto: Pedro Cifuentes
Fotos: José Allende y Manu Prat

Madagascar. Longitud 47.536 Latitud 18.913. La gran isla del Índico

Desde hacía meses, los pensamientos sobre Madagascar invadían mi mente. Deseaba embriagarme de su peculiar clima oceánico, de su especial atmósfera, un nuevo lugar en donde todo era tan atrayente como desconocido.

Me siento identificado con la filosofía de la alpinista francesa Chantal Maudit; “Persigo la felicidad, y la montaña responde a mi búsqueda”. Por eso siempre estoy pensando en próximas expediciones, en descubrir rincones únicos del mundo.

Paredes en Madagascar. Foto: Manu Prat
Paredes en Madagascar. Foto: Manu Prat

Finalmente los sueños se cumplieron, y entre los meses de octubre y noviembre de 2019 pude visitar la isla en compañía de dos grandes amigos, Manu Prat y José Allende, ambos grandes fotógrafos. Y la isla no nos defraudó: su colorido y su luz nos hizo vivir a cada uno nuestro sueño, según nuestras pasiones, que además se combinaron de forma natural y fluida. Madagascar nos cautivó con su magia.

Escalando en Madagascar. Foto: Manu Prat
Escalando en Madagascar. Foto: Manu Prat

Además de disfrutar intensamente de la experiencia, yendo fotógrafos y escaladores, hemos intentado plasmar todo ello en imágenes combinadas con las escaladas en sus grandes paredes. Con este reportaje queremos transmitir algo de esta magia con quienes comparten alguna de nuestras “locuras”; es un rincón del mundo que no deja indiferente a nadie.

El viaje

De Madagascar sabíamos de su clima. Que era la 5ª isla más grande del mundo. Que estaba habitada por más de 26 millones de habitantes. Que su flora y fauna son una de las más endémicas del planeta. Y que llevábamos meses soñando con ir.

Fauna en Madagascar. Foto: Manu Prat
Fauna en Madagascar. Foto: Manu Prat

Abrumados ante la perspectiva de un viaje a África, buscábamos reportajes que nos ayudaran a vernos ya en sus paredes, en su cultura, en su color y luz, buscando su granito de calidad única, exclusiva y exquisita. Una avalancha de imágenes nos asaltaba. Poco a poco fuimos atando cabos: primero confirmábamos los 3, después, poco a poco los papeles, hasta que llega ese día en el que, billetes en mano, ya no hay marcha atrás.

Escalando entre la explosión de colores en Madagascar. Foto: José Allende
Escalando entre la explosión de colores en Madagascar. Foto: José Allende

De repente una tarde te ves con el petate hecho, rumbo al aeropuerto. Y tras un vuelo vía París, nuestros pies y nuestras miradas se posaron sobre las 18 colinas que rodean el Aeropuerto Internacional Ivato, y sobre las que se esparce Antananarivo (más comúnmente conocida como Tana), una ruidosa ciudad situada a 1.276m de altitud.

En Madagascar. Foto: Manu Prat
En Madagascar. Foto: Manu Prat

Decía el alpinista francés Gaston Rébuffat que “un alpinista es quien conduce su cuerpo allá donde un día sus ojos lo soñaron”. Una vez más, veíamos cumplido un sueño. Por delante, unas semanas inolvidables de escalada y vida.

Escalada en Madagascar

La mejor época es entre julio y noviembre. A nosotros nos tocó calor, más de la media, con temperaturas de 35ºC. A partir de noviembre, llegan las grandes lluvias.

Una cordada silueteada contra el horizonte en Madagascar. Foto: José Allende
Una cordada silueteada contra el horizonte en Madagascar. Foto: José Allende

Las vías son muy largas, y eso es parte de su encanto. Así que toca madrugar mucho para estar en la base de la pared temprano. Aconsejable frontales para la noche y ropa de abrigo, además del material propio de escalada.

Especial granito en Madagascar. Foto: José Allende
Especial granito en Madagascar. Foto: José Allende

El tipo de escalada es sobre granito, de una calidad inigualable, muy adherente y abrasiva. Es lo que permite escalar: cuando llegas, parece imposible subir por ahí, pero esa consistencia lo hace posible. Muchos descensos se realizan rapelando la misma vía, pero en algunos se puede bajar caminando por la parte de atrás.

Por la estructura de la roca y sus formas, hay que tener cuidado con que la cuerda no se enganche.

Grandes paredes en Madagascar. Foto: Manu Prat
Grandes paredes en Madagascar. Foto: Manu Prat

Si juntamos la roca, la belleza y singularidad del entorno, el tipo de escalada, las paredes….es una delicia, y un verdadero paraíso para quien ama la escalada.

Largas rutas en Madagascar. Foto: José Allende
Largas rutas en Madagascar. Foto: José Allende

Se está rodeado de una de las faunas más variadas y singulares del mundo, con lemúres, gecos, obas, tortugas como la radiada, la angonoka, la colaplana y la tortuga araña; la fosa, que es una especie de mamífero exclusivo de la isla, carnívoro y de la familia de los felinos; tenrecs; roedores; murciélagos; y aproximadamente la mitad de especies de camaleones existentes e iguanas en todo el mundo.

Granito colorido en Madagascar. Foto: José Allende
Granito colorido en Madagascar. Foto: José Allende

Granito colorido en Madagascar. Foto: José Allende
Granito colorido en Madagascar. Foto: José Allende

La isla

Cuando se hace un viaje así, la escalada es solo una parte del mismo. El descubrimiento de otros mundos y culturas es, quizás, lo más importante.

Algo que se descubre al poco de llegar es lo importante que es la muerte para la cultura malgache. Está presente en día a día: rezan, honran y veneran a sus muertos, ya que consideran que ello influye en el devenir de lo que les va a acontecer. Conciben su vida actual como mero trámite para llegar a la otra vida, y está tan presente la trascendencia que, algunos días, sacan sus muertos a “pasear”.

El idioma de Madagascar es el malgache aunque se habla igualmente el francés. En cualquier caso, y debido a la gran hospitalidad del pueblo malgache, el idioma no es una barrera para la comunicación. Son muy cercanos. ¡Cómo olvidarnos de nuestro taxista, Andry, quien llegó a dedicarnos unos bailes inolvidables en muchos de los trayectos que compartimos! ¡Gracias, amigo!

Baobabs en Madagascar. Foto: José Allende
Baobabs en Madagascar. Foto: José Allende

Es difícil explicar la admiración que sentimos por los árboles sagrados y mágicos de la isla: los baobas de Morondava. De las 8 especies de baobas que pueden encontrarse, 7 se hayan en Madagascar. Para los malgaches, el baobab representa la riqueza y prosperidad, sus raíces milenarias, su tradición, sus mitos.

Les apodan “el árbol de la vida” porque, entre otras cosas, en su interior guardan una tesoro que, realmente, salva sus vidas: el agua. Con su corteza hacen una especie de cerveza, y también obtienen unas fibras muy resistentes con las que elaboran cuerdas, redes, cestas. Su polen les sirve como adhesivo, tuestan sus semillas para crear su “café”, y su fruto, similar al coco, es alto en vitamina C.

Madagascar. Foto: Manu Prat
Madagascar. Foto: Manu Prat

Tampoco hay que olvidar sus playas de arena blanca, situadas al norte, magníficas para unos últimos días de descanso. Hay 3 parques de lapiaz calcáreo, de difícil visita debido a sus agujas y grietas.

Lapiaz en Madagascar. Foto: Manu Prat
Lapiaz en Madagascar. Foto: Manu Prat

Recomendaciones

Nuestro centro de operaciones fue la capital, y desde allí nos movimos a lugares como el Tsaranoro (zona de escalada), Morondava, Parque Nacional de Tsingy, rutas por los baobabs…

Recibimos muchas indicaciones interesantes gracias a un par de casualidades:

En el vuelo París-Antananarivo coincidimos con un amigo residente en Madagascar, Frederic Beal, quien es el máximo responsable de la fábrica de cuerdas Beal y Eldeweiss. Iba a supervisar el proyecto que esta marca está llevando a cabo en la isla para combatir sus problemas de deforestación: por cada cuerda que Beal vende, plantan un árbol allí.

Preparando la noche entre baobabs. Foto: Manu Prat
Preparando la noche entre baobabs. Foto: Manu Prat

Y antes de dirigirnos a Tsaranoro a escalar, pasamos por el supermercado Julbo. Es el último lugar para comprar productos occidentales, difíciles de adquirir en el resto de la isla. Allí nos encontramos con dos españoles que llevan residiendo 13 años en Madagascar, Silvia y su marido, quienes han creado una interesante agencia de viajes allí, Índigo Be. Nos facilitaron mucha información importante para poder movernos, y aconsejándonos lugares que realmente merecía la pena visitar. Muchos se quedaron excusa para poder volver: no podíamos olvidarnos de nuestro objetivo: ¡escalar y hacer fotografías!

Acampada en Madagascar. Foto: Manu Prat
Acampada en Madagascar. Foto: Manu Prat

El visado de turista, imprescindible, y con un mes de validez mínima, se adquiere en el propio aeropuerto.

Gilles es el dueño del camping Tsarasoa y es un francés increíble que te ayuda a todo. Tiene cabañas donde poder alojarse y lleva afincado en Madagascar desde el año 1996. Hay varios libros en el camping de todas las vías que existen allí, tanto la dificultad, la aproximación y el descenso.

Se puede desayunar, comer y cenar a un precio muy bueno. El único pequeño inconveniente es que debido a la distancia de la ciudad más cercana, tanto la electricidad como Internet son bastante limitados.

Bajo la luz africana de Madagascar. Foto: Manu Prat
Bajo la luz africana de Madagascar. Foto: Manu Prat

Respecto a las vacunas, decir que ninguna es obligatoria, queda como decisión personal. Es preferible informarse al menos dos meses antes de volar debido a posibles reacciones de algunas vacunas como cólera, tratamientos antipalúdicos, hepatitis A y B, tifoidea, etc.

La moneda de Madagascar es el Ariary. El cambio aproximado, mejor hacerlo en banca anteriormente que al llegar en el aeropuerto, podemos consultarlo como orientación en la siguiente página: https://themoneyconverter.com

Soavadia

¡Ah! Y con respecto al título...Soavadia, en malgache, significa...¡¡Buen Viaje!!

Pedro cuenta con el apoyo de Rab, Edelweiss, MSR, Zamberlan, Julbo, Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La Mancha

Pedro Cifuentes, colocando cacharros en el granito de Madagascar. Foto: José Allende
Pedro Cifuentes, colocando cacharros en el granito de Madagascar. Foto: José Allende

Tags: Escalada

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