El equipo de Cuadernos Técnicos lleva ya un tiempo destripando las continuas innovaciones que se está produciendo en el mundo de los aparatos de aseguramiento. La tradicional lentitud en el desarrollo de equipamiento de seguridad para la escalada parece que ha quedado atrás viendo la velocidad con la que, temporada tras temporada, los fabricantes se presentan en las ferias de material con el último ingenio surgido de la mente de sus creadores.
No nos atrevemos desde aquí a descifrar el punto final de estos desarrollos. No parece que exista una línea definida de trabajo que describa claramente si las empresas que pergeñan estos inventos buscan la especificad o la polivalencia. Lo que está claro es que la amplitud de aparatos que tenemos hoy en día en el mercado es más de lo que se podía imaginar hace no muchos años, cuando las alternativas que podíamos encontrar en los arneses de los aseguradores a pie de vía eran el ocho y el Grigri, sin olvidarnos de las cestas y el nudo dinámico, por supuesto.
Por las manos del equipo de Cuadernos Técnicos han pasado –espero no dejarme ninguno- aparatos como el Grigri, el Tre, las diferentes versiones del Reverso, el Cinch, el Sum, el Toucan, el ABS, los ATC, el Piú, B-52 además de varias cestas y placas de aseguramiento… “sufriendo” algunos de ellos la agonía del doble test -“A fondo” y “Comparativa”- y en todo este tiempo venimos observando un saber hacer excepcional en los fabricantes, que tratan de perfeccionar hasta el detalle más simple los acabados de sus productos.
A lo largo de estos últimos meses hemos estado poniendo a prueba el Zap-O-Mat, uno de los aparatos diseñados por la casa alemana Edelrid, la cual está demostrando lo rentable que puede ser la innovación y el desarrollo con el éxito no sólo de este aparato, sino de otros como el Eddy o del revolucionario casco Madillo.
Sobre el papel y creyéndonos los consejos del fabricante todos los productos son buenos. En este análisis, como en todos los demás, vamos a intentar separar el trigo de la paja y comprobar qué hay de cierto en todas las bondades que de este producto nos están vendiendo.
El funcionamiento de este dispositivo es simple y su manejo es relativamente intuitivo. Llama la atención en varios aspectos; uno de ellos es una lejana semejanza con el extinto Tre. El hecho de que no funcione con un mosquetón de bloqueo ni con una pieza que pince la cuerda sino con un perno móvil que sujeta la cuerda cuando se produce tensión, nos recuerda al añorado aparato de Krimmer Outdoors.
Esto no es baladí cuando estamos en tapia y sacar el aparato del mosquetón implica un riesgo de pérdida que puede dejarnos a mitad de pared sin dispositivo y con cara de tontos, aunque en deportiva su función es más bien anecdótica.
Otro aspecto a destacar es su apariencia liviana. Quizás no sea el peso uno de los aspectos determinantes a la hora de decantarnos por un aparato para cuerda simple, sobre todo si lo vamos a usar exclusivamente para escalada deportiva. Sin embargo, en vías de varios largos donde a la cantidad de cintas, mosquetones y demás ferralla hay que sumar la de otros elementos como el agua, las zapatillas o la cámara de fotos, el ahorro de unos cuantos gramos puede ser significativo si esa ligereza se ve representada también en el resto de equipamiento.
No deja de llamarnos la atención que, en una época en la que está tan de moda las actividades "fast & light", el fabricante no haga hincapié en el peso del producto. Es posible que sea debido a que, si bien el Zap-O-Mat es el aparato para cuerda simple más ligero, –otros aparatos como el ATC Sport de Black Diamond son aún más livianos, pero no consideramos que entren dentro de la misma categoría- su compañero de fabricación, el Eddy, es el más pesado de todos. Vamos a alimentar la merecida fama de puntillosos que nos hemos ganado, comentando que no nos ha terminado de gustar ciertos detalles de su apariencia.
Estamos con lo de siempre: ¿hasta qué punto la estética es un condicionante para valorar un aparato de aseguramiento? No hablamos de que el diseño sea bonito o feo, ya que no nos hemos caracterizado nunca los escaladores por ser un referente en moda, pero sí que hay algún acabado del producto que se podría haber mejorado.
En el prototipo que se creó antes de su comercialización definitiva, no existía la solapa negra que evita una incorrecta inserción de la cuerda en el aparato lo cual, en nuestra opinión, no aporta nada al funcionamiento del dispositivo.
En las instrucciones, esta pieza de plástico está definida como “pieza de ayuda a la inserción de la cuerda”, pero realmente opinamos que ayudar, más bien ayuda poco y su función es sólo la de evitar una colocación incorrecta de la cuerda.
Los clásicos dibujos de la mano y el escalador para saber la posición correcta de entrada de la cuerda en el aparato deberían de ser suficientes para insertar correctamente la cuerda, pero la verdad es que no son demasiado llamativos. Estos dibujos, grabados sobre el metal negro, no son muy visibles cuando tenemos el día fanático y apuramos hasta el último rayo de sol.
Aseguramiento ajustable
Parece ser que este aparato es el único “regulable” que existe
hasta ahora, pero ¿qué significa que el aparato sea regulable?
Es sencillo; el Zap-O-Mat dispone de un botón que nos permite
ajustar la capacidad de frenado a nuestro gusto, haciendo que la
caída sea más dinámica o más seca.
Esta función es muy útil en determinadas circunstancias, sobre
todo a la hora de dar cuerda rápidamente en un chapaje, cuando
el escalador recorre un tramo fácil o simplemente cuando escalador
y asegurador tienen una diferencia de peso muy marcada
y una caída del primero empotra literalmente al asegurador en
la primera chapa.
Ciertamente, lo de poder ajustar la fuerza del “sartenazo” nos
ha parecido una idea excepcional y efectiva. En tramos fáciles
donde el escalador se confía y va más ligero de la cuenta podemos
hacer pasar la cuerda por el aparato con una facilidad
inusitada, lo cual representa una ventaja tanto para el escalador
impaciente que pide cuerda como para el asegurador agobiado
que bloquea el aparato cuando intenta dar rápido.
Esta capacidad de dar rápido ya la habíamos estudiado en otros
aparatos de aparición más o menos reciente, siendo particularmente
práctica en el Cinch, pero para ello implicaba la necesidad
de eliminar la función de bloqueo dando cuerda libre.
En los aparatos de aseguramiento para doble cuerda también tenemos la posibilidad de capacidades de frenado más fuertes o más dinámicas según cómo posicionemos el dispositivo en el mosquetón.
Con el Zap-O-Mat no hay que desbloquear nada para dar cuerda
rápidamente ni cambiar el aparato de posición, pero también
hemos encontrado algún pequeño problema: si estamos asegurando
en el modo normal y queremos pasar a modo dinámico,
combinar el movimiento de apretar el botón para que la cuerda
pase rápido se hace un poco dificultoso sin soltar de la otra
mano la cuerda.
Debemos confesar que esto nos pasa con absolutamente todos
los aparatos cuando los estrenamos, hay una gestualidad a la
que nos tenemos que acostumbrar para manejarnos con soltura,
pero si nos anticipamos al momento del chapaje eliminamos la
obligatoriedad de asegurar con comba o anulando la opción de
bloqueo de otros aparatos.
Normativa
En el batiburrillo de cifras y números que acompañan a todos los
equipos de protección individual, observamos un EN15151 que
nos extraña y sorprende en el Zap-O-Mat. ¿EN 15151? Esto es
nuevo, tan nuevo que no está publicado. El pasado mes de octubre,
la UIAA dio a conocer a través de su página web que se van a producir algunos cambios en varios de sus estándars (arneses y
crampones principalmente, pero también disipadores de ferratas
y colchonetas para boulder) y la próxima aparición para el año
2009 de una nueva normativa que por fin regulará los aparatos
de aseguramiento.
Hasta ahora, ante la falta de un guión que marcara las directrices
que debieran seguir los dispositivos de aseguramiento, los
fabricantes serios incluían en sus productos el grabado del laboratorio
que había testado la fiabilidad del material que habías
comprado, pero nada más. Hasta que podamos informaros con
todos los datos sobre la mesa, dejamos esta peculiaridad del
Zap-O-Mat en puntos suspensivos.
Pero ahora Edelrid marca el Zap-O-Mat con el EN15151 (de tipo
6) que, hasta donde sabemos nosotros, no pasa de ser un proyecto
de norma pero que si en Edelrid lo marcan será porque
están muy seguros de que van a superar ese estándar.
Usos recomendados
Parece ser que el fabricante recomienda sobre todo utilizarlo
para escalada deportiva. Es una sabia decisión ya que es ahí
donde está el gran público y el potencial consumidor pero nosotros
creemos que, si bien en deportiva se muestra muy útil, es
en pared donde despliega de manera más clara sus características.
Las ventajas de utilizar el Zap-O-Mat en pared ya las hemos
explicado. El no tener que sacar el aparato del mosquetón es
un acierto, el hecho de poder dar cuerda fácilmente en terrenos
menos complicados nos ha encantado y la ocasión de poder
asegurar con un aparato que no destaca ni por su peso ni por
su volumen es un éxito indudable del fabricante, sin embargo no
parece que desde Edelrid se esfuercen demasiado en potenciar
esta faceta del aparato.Para introducir y sacar la cuerda del aparato
la maniobra que tenemos que realizar es sumamente sencilla. Un pequeño botón negro en el lateral permite la apertura del
Zap-O-Mat y la introducción de la cuerda, de manera que esta
acción se realiza de manera rápida, segura y sencilla.
Hemos comprobado que a algunos escaladores les invaden las dudas cuando utilizan el aparato sobre la posibilidad de abrir accidentalmente el Zap-O-Mat mientras se está asegurando; es
una duda razonable, pero infundada ya que la misma cuerda ejerce presión sobre el cierre cuando estamos asegurando. Además el botón de apertura es pequeño y está protegido por un
pequeño borde de plástico, minimizando la presión involuntaria.
El problema se nos presenta si queremos sacar la cuerda con guantes o las manos frías, ya que la manejabilidad se ve seriamente afectada.
En las caídas frena correctamente en cualquiera de las dos posiciones
y sí que se nota una mayor suavidad en la posición
“dinámica”, aunque nos vemos en la obligación de reproducir las
palabras de Edelrid en la explicación de su producto. “El Zap-OMat
es un dispositivo híbrido y no es un asegurador automático”
lo que, traducido a la explicación que te daría tu compañero a
pie de vía quiere decir “hace su función perfectamente, pero no
sueltes jamás el cabo de cuerda que va a entrar en el aparato”.
Descolgando al compañero hemos comprobado que no es el
mejor de los dispositivos. No es sencillo posicionar la cuerda de
la manera correcta, que adolece de cierta tendencia a rozar con
el otro cabo y se ejerce bastante fuerza con la mano, lo que hace
la maniobra no tan fluida como con otros aparatos.
En definitiva, nos parece un aparato muy completo y recomendable,
no le podemos achacar nada malo que lo haga descartable
y la verdad es que nos ha dejado muy buen sabor de boca.
Comparándolo con el resto de aparatos del mercado no podemos
decir que en términos generales supere en valoración general
a los ya conocidos pero sí que damos una muy buena nota
a la posibilidad de las dos regulaciones de la intensidad de la
frenada. Aunque es éste un aspecto mejorable –básicamente en
la manera de hacerlo de forma fácil y segura- nos parece una
innovación realmente destacable.
El aspecto
–cuestión de gustos, ya sabéis- nos parece un punto débil, dando
apariencia “plastiquera” a un aparato que tiene todas las garantías.
Hemos incidido bastantes veces desde estas líneas en
la terrible sugestión del escalador ante la estética del material,
que asocia lo pesado, voluminoso y metálico con la seguridad y
no parece que este aparato dé mucha imagen de ninguna de las
tres cosas.
En todo caso, el resultado es absolutamente fiable.
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